Después de que un futbolista mexicano llega a la Liga MX en la mayoría de los casos su siguiente objetivo es arribar al balompié Europeo. En ese sentido, han existido elementos como el canterano del Club América, Diego Lainez, Santiago Naveda, entre otros que no han durado mucho tiempo fuera del país y en gran medida es por cuestiones culturales, de acuerdo a la Psicóloga deportiva, Claudia Rivas.



La opinión de la especialista del América, Claudia Rivas, señaló para ESTO que el estilo de vida influye para el regreso de Europa a la Liga MX:“Vivir en Europa es demandante tanto a nivel físico como en el entorno. Nosotros vamos, invitamos a los amigos pero la convivencia en Europa es diferente, la soledad pesa”.



La especialista de las Águilas también compartió que debido a la juventud de los futbolista resienten más la ausencia de su familia, además de las críticas que obtienen por los medios tras no dar resultados inmediatos, sumándose la carga de los viajes para los partidos: “A veces no valoramos todo lo positivo que es vivir en México y lo doloroso de nuestra cultura porque nosotros sí visitamos a la abuelita. Vivir en Europa es demandante tanto a nivel físico como en el entorno. En Europa no se vive tanto en las grandes ciudades sino en el pueblito. Y estos a veces son cerrados y tardan en hablarte y te ven como extraño. Pues de repente es llegar a un aislamiento que los jugadores lo sufren, al igual que sus hijos y sus parejas. Puede ser esto exceso de amor, porque yo no quiero que mi pareja sufra.”

Entre los casos de futbolistas mexicanos juveniles (menores de 30 años) que han regresado prematuramente a la Liga MX están: Santiago Naveda (22 años), Diego Lainez (23 años), Gerardo Arteaga ( 25 años), Santiago Muñoz (21 años), Eugenio Pizzuto (21 años) y Érick Gutiérrez (28 años).

¿Por qué algunos aficionados dependen tanto de los resultados de su equipo?
La afición que se siente tan apegado a un equipo tiene que ver con una identidad social, según lo explicado por la psicóloga Claudia Rivas: “Por ejemplo, yo no le voy al América, yo soy el América. El aficionado no le va a la Selección, sino que me identifico tanto que no pierde el equipo, pierdo yo. Y dependiendo de la historia de cada quién, me mueven las pérdidas, es decir: me duele que me hayan maltratado en el trabajo. Que tenga problemas familiares, broncas con mis papás, etc“.

La profesional subraya que “Nos hace felices ganar pero sólo nos define el trabajo del día a día, pero a veces confundimos exigir con humillar, abuchear a nuestro equipo. Pero hay que tener fe porque ellos siempre entregan incluso más de lo que pueden”.





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